Muchos de los
primeros contactos de
las nuevas generaciones
en la literatura se
deben al trabajo de la
Editorial Gente Nueva.
En ocasión de la 20a.
Feria Internacional del
Libro, fueron
presentados en el
Sociedad
Cultural José Martí los
libros premiados en el
Concurso de literatura
infantil y juvenil La
Edad de Oro, certamen
que propicia desde hace
años tanto en empeños,
como en resultados, el
incremento de esta
modalidad.
“Las barcas de cristal, de Lina Leiva, ofrece un tono
lírico a las situaciones
del día a día de los
pequeños. Son cuentos
breves, casi viñetas,
que facilitan mucho su
lectura”, comentó acerca
de uno de los libros
Néstor Cabrera,
subdirector de la
Editorial.
El también editor
presentó, además, el
texto de Francisco Pérez
Sanfiel, La abeja
prodigiosa, al cual
calificó de divertido
porque “a los niños les
encantan los animales y
les interesa mucho saber
cómo viven y cuáles son
sus costumbres”.
Aunque la
Editorial carece a
menudo de libros para el
público de las primeras
edades, el rescate de la
categoría de preescolar
se debe a una gestión de
Gente Nueva por
revitalizarla, según
explicó Adrián Guerra,
especialista de la
biblioteca Rubén
Martínez Villena y
jurado del concurso en
esta categoría. Opinó
que la mayoría de los
autores no dominan lo
que puede ser un libro
para estos primeros
años, los cuales deben
contener textos cortos y
con un alto grado de
iconicidad, para que
casi delaten la imagen.
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“Estos son los
niños que les piden a
sus padres una y otra
vez que les lean el
mismo cuento,
precisamente porque lo
aprenden por la
repetición, y construyen
la historia a través de
las imágenes. En el caso
de Roberto Milián, con
su segundo libro De
buenas y malas visitas,
el jurado coincidió
desde el primer instante
en que este iba a ser
una obra finalista
porque tenía muy claras
estas características.
Afortunadamente este
tipo de libros se
comenzó a editar porque
cuando nosotros teníamos
cinco años, en Cuba no
se hacían”, explicó
Guerra.
Para el autor,
uno de los retos más
importantes fue
convertir lo que en un
inicio fue una serie de
décimas en una historia
que a la vez estuviera
concebida como un juego,
“porque siempre he
creído que no hay nada
más importante para el
niño que el juego. Por
último, también sentía
que debía ofrecer la
solución al problema
vectorial, que son las
visitas de los
inspectores, y proponer
la cortesía con la que
deben ser tratados esos
trabajadores”, acotó.
El último Premio,
en la categoría de
Ciencia Ficción, fue
Aitana, presentado
por su creador e
informático de
profesión, Leo Galech.
Se trata de un libro
atípico por su enfoque
tecnológico en un país
subdesarrollado como el
nuestro, según la
opinión de Néstor
Cabrera, y porque la
historia resulta muy
cotidiana sin apartarse
de las características
del género. Aunque está
contada desde un enfoque
sumamente tecnológico,
mantiene un trasfondo
humano increíble.
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